9 de abril de 2015

Para cuando prende la llama en el hielo,
yo ya no estoy derramado,
ni estoy brotando en los extremos de las ramas,
cristalizo en un punto de nácar
entre las rejas de un ente,
de un ente en lugar de nada.
Para cuando el acorde me acuchilla
yo ya he puesto tu palabra en la herida,
en la sangre que gotea en la escalera,
palabras como charcos,
charcos como espejos
espejos como cielos.
Cuando el disco flota en el lodo,
los números perfectos se comban
y en los lindes del huerto de luz me embarco,
ayer y mañana se me olvidan,
y cuando la llama prende en el hielo,
el olvido es una huella en la llama.

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