19 de febrero de 2013

Era la vida o la enfermedad, una de dos,
volviendo para estallar en mi costado.
Pero no te vi entonces,
vi las manos de un enemigo entre las mías,
cuando por un instante fue siempre hermano mío.
Y vi que los viejos árboles me cubrían
en la tormenta otra vez,
como a un niño con fiebre.
Pero no te vi entonces,
sólo te escuché después,
cuando de ti y de mí
ya no quedaba rastro.