10 de mayo de 2012

Manifiesto determinista

Nosotros hemos aprendido que sólo un único mundo es posible, que el universo es una sucesión de fichas de dominó cayendo hacia ninguna parte, una mariposa batiendo las alas en Pekín y generando un huracán; nosotros hemos aprendido que la libertad es en realidad una aproximación y todo se sucede de manera determinista. Cada acontecimiento social, cada fenómeno natural y hasta cada proceso mental es el resultado de un millón de causas anteriores conjugándose para dar lugar a un resultado concreto y el único posible. En el fondo, nada está sujeto al azar: cuando tiramos un dado sobre la mesa sabemos que serán la particular geometría del dado (nunca es un hexaedro ideal, este sólo existe como figuración matemática), la superficie de la mesa y nuestra manera de lanzar quienes determinen el resultado. ¿Somos libres de elegir cómo tiramos el dado? ¿Somos libres para imprimir una determinada fuerza, una determinada dirección? ¿Somos libres acaso para tomar esa decisión de apostar a los dados? Es muy limitado el conocimiento que tenemos de nuestra mente, pero siendo honestos, y puesto que todo lo que observamos en el universo se encuentra determinado, ¿por qué no iba a estarlo también nuestro pensamiento, que no es sino fruto de un millón de conexiones neuronales, neuronas que a la vez están gobernadas por las leyes inviolables de la física y la química? ¿Cómo podemos decir que el ser humano es libre si no estamos hechos de otra cosa que no sea materia y energía, si no somos más que una parte más de este universo? A menudo caemos en el error de considerar que algo es “libre” cuando sólo es, al menos de momento, impredecible. El tiempo atmosférico es predecible a partir del estudio de sus causas, pero estas causas son a menudo tantas y tan variadas que ni los más modernos sistemas informáticos pueden asegurarnos una fiabilidad del cien por cien en nuestra predicción, tanto más imprecisa cuanto más alejada se encuentre del futuro hipotético al que se refiere. Cuanto mayor sea el plazo, más variables entran en juego. Aún así, vemos que es posible “adivinar” el futuro desde un punto de vista científico, por la mera observación de las causas. El problema es que las causas pueden ser tan infinitas como infinito es el universo, y podemos admitir que hasta la última estrella de esta galaxia puede jugar un mínimo papel en cualquier acontecimiento, como el hecho de que yo escriba esto y usted lo lea. El hombre no escapa a este sistema de causas como no puede escapar de la gravitación, somos parte del mismo sistema, las mismas leyes nos determinan, y en consecuencia, somos tan libres como una roca; si bien, tan impredecibles como el tiempo atmosférico.

5 comentarios:

  1. Interesante reflexión,te recomiendo un libro que se llama El gran juego,de Mario Frabetti;ahí hacen una reflexión similar.Y por cierto,a nivel de la física cuántica sí existe el azar ;)

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  2. Cierto, y he oído que el gato puede estar a la vez vivo y muerto. Tienes razón, no es todo tan sencillo.

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  4. Yo no afirmaría que a nivel cuántico haya azar. Alguna vez he leído que el propio Stephen Hawking afirma ser determinista y hablando de física cuántica me fío más de él que de mí :P.
    Algo que sí sé es que si el enemigo del "determinismo cuántico" es el Ppo de Incertidumbre, de esa lid sale ileso el mecanicismo. De hecho gana sin despeinarse y la hace un Fatality cuando acaba. Me explico: el principio de Heisenberg niega la posibilidad de conocer simultáneamente y con precisión arbitraria ciertos pares de variables físicas. La parte importante del principio es habitualmente ninguneada. La precisión arbitraria es lo que realmente aporta algo nuevo al mundo de la física. El principio nos dice que al intentar medir un sistema cuántico en términos de física clásica, inevitablemente estamos introduciendo un error. Aun así la gran ventana al determinismo queda abierta en que Heisenberg no era capaz de imaginar un método de mediciones cuánticas en el que el sistema no se viera afectado por la propia medición. Y es lógico que no pudiera imaginar tal sistema porque hasta la fecha no se conocer. No obstante, haciendo un fácil ejercicio de abstracción se entiende del principio que se excluye del enunciado a los seres omniscientes (por ahora no he he dado con ninguno) que, por supuesto, conocen a la vez todas las variables físicas sin tener que afectar el sistema. Es decir, las variables existen y son de una determinada forma en un instante y, por tanto, pueden ser aproximadas aunque no determinadas por el ser humano. Evidentemente no existen los seres omniscientes (que sepamos), pero si existiera creo que vería un Universo determinista.
    No quiero enrollarme más por no monopolizar este espacio y quitarle focos al espectacular texto de mi compadre, pero sabed que esta conversación me apasiona :D.

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  5. Cada vez que intentamos absolutizar un término se nos hace inabarcable.

    No es que denote la imposibilidad en el descubrimiento del conocimiento que encierra. Pero ahí andarán los científicos, supongo.

    Para encontrar al ser omnisciente, habría que "ver" como el ser omnisciente. Pero mola el razonamiento, primo.

    Saludos to everybody

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