30 de marzo de 2013

Si tuviera un lugar al que volver,
una patria que no fuese el pasado,
si tuviese algo eterno,
lo llevaría conmigo o me quedaría.
Pero no por detenerme
pondré freno a esta rueca,
y quizá me traigan felicidades
otras versiones de mi propio rostro,
acaso me guiñe los ojos la fría marea
y esta cáscara de nuez me lleve a puerto,
acaso me acompañéis con la mirada,
y con un rezo callado confiéis.
Quizá me reafirme cuando me eleve
sobre las nubes, aterrorizado,
radicalmente vivo
y lleno de renuncias.
Que por primera vez se me antoja posible
dejar de existir de prestado,
y que una reservada belleza me aguarde
en la luz más última de una nebulosa.
Quizá me acompañen vuestras señas
cuando vaya a la deriva en el vasto universo,
tal vez el recuerdo sea mi aliento,
allá donde mi vista se pierde,
donde vuelvo a ser algo más que yo mismo,
y vuelvo a ser el aprendiz del viento.

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