4 de junio de 2011

Silencio

Qué trabas y alegrías
te habrán puesto estos años,
qué monstruos encaró tu rebeldía,
cuánta sangre costó cada peldaño,
qué fuegos han lamido tus entrañas,
y cuántas verdades y héroes cayeron
despeñados por sus propias montañas.
Qué traidores te besaron primero,
cuántos buques viejos no te esperaron;
o qué ausencia dejaste en cada muelle
para andar sin estrellas y sin faros
cuestionando guiones, roles y leyes.
Y cuántas veces fue el tiempo a llevarte,
describiendo sus círculos y rectas,
por cada página y punto y aparte
de la vida como la obra imperfecta.
Y cuántas veces te viste privado
de aquel sol que tocaste con el dedo
que estalló como un foco apedreado
que apaga la calle y enciende el miedo:

miedo al incendio que todo lo quema,
al silencio que desvela el tictac
tejiendo su mortal estratagema,
para que venga vestido de frac,
con sus propias manos a darte caza,
el último guerrero que te trate,
la última herida que te hagan las lanzas,
una jugada para jaque mate.
Has visto los hilos del bien y el mal
enredarse en las fauces de este mundo,
y en tus huesos sopla el aire glacial
que espira por la tarde el moribundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario