30 de marzo de 2013

Si tuviera un lugar al que volver,
una patria que no fuese el pasado,
si tuviese algo eterno,
lo llevaría conmigo o me quedaría.
Pero no por detenerme
pondré freno a esta rueca,
y quizá me traigan felicidades
otras versiones de mi propio rostro,
acaso me guiñe los ojos la fría marea
y esta cáscara de nuez me lleve a puerto,
acaso me acompañéis con la mirada,
y con un rezo callado confiéis.
Quizá me reafirme cuando me eleve
sobre las nubes, aterrorizado,
radicalmente vivo
y lleno de renuncias.
Que por primera vez se me antoja posible
dejar de existir de prestado,
y que una reservada belleza me aguarde
en la luz más última de una nebulosa.
Quizá me acompañen vuestras señas
cuando vaya a la deriva en el vasto universo,
tal vez el recuerdo sea mi aliento,
allá donde mi vista se pierde,
donde vuelvo a ser algo más que yo mismo,
y vuelvo a ser el aprendiz del viento.

26 de marzo de 2013

03:00 a.m.

Toda la vida se ha hecho para esta sola madrugada,
y pretender amarrar este instante,
este irrepetible instante, tan imposible,
será como nadar hacia un puerto esquivo donde ya no hay muerte,
sino tú, sino yo,
como estatuas rescatadas de la guerra,
fotografías volando a la par sobre los giros del mundo,
tan empeñado en sus días y sus noches;
Pero y si sólo esta vez...
y si mañana no hubiera,
y si nadie nos esperase en el sur de nuestros padres,
yo ya no sería lo que tercamente soy,
sólo respirando agotaríamos la duda que nos separa,
para que sólo nos quedara la hipnosis,
y tus pupilas como la luz de un túnel,
y que entonces fuese verdad:
que toda la vida se ha hecho para esta sola madrugada.

7 de marzo de 2013

Así como los laicistas propugnan que el Estado no ha de tener religión alguna —porque no debe tenerla—, nosotros defendemos fervientemente que el Estado no ha de tener estética. Nosotros afirmamos que la estética, como la religión y el sexo, pertenece a la esfera privada; no creemos en los himnos, ni en las banderas, ni en los uniformes, ni en los cánticos regionales, ni en poetas ni pintores oficiales. Los himnos oficiales son una mierda horrenda, no por himnos, sino por oficiales. El himno no es de un país, el himno es de su autor. Si quieres destruir una obra de arte, encadénala a un Estado y dejará de ser un fin en sí mismo para convertirse en un mero ornamento, un mero instrumento de sus intereses. Admitimos a los países y regiones pero en modo alguno admitimos las patrias. La nación tiene un nombre, pero no tiene identidad; el Estado ha de garantizar nuestro derecho a la Belleza, pero nunca se hará dueño de una belleza en particular. Los estados no crean nada, sólo el individuo puede manejar los resortes del arte, sólo al individuo le pertenece la libertad para crear.
            Nosotros creemos en un arte que no sirva para nada ni sea utilizado como medio para ninguna causa, buena o mala, nosotros condenamos al arte como moneda de intercambio o como estandarte del imaginario colectivo. Tampoco ha de ser usado el arte como medio de propaganda política ni como forma de difusión de ideas que no son arte en sí mismas.

1 de marzo de 2013

vigilia

Tengo El Anticristo en mis manos mientras duermes,
cuando toda la luz de esta estancia insolente
la exhalas a tiempo en un ritmo quebrado,
cálido, plácido.
Y al margen vas tejiendo con la bruma,
ausente
de todo cuanto veo y escribo o lamento:
este hambre feroz,
este humo en la ropa,
la risa amarga que me despide,
el terco desorden,
y nuestra voz muda o agotada
de no hallar rastro de un huidizo infinito,
y este cuadro que nos inmortaliza
minuto a minuto, pero sin tiempo.
Tengo tu boca en mis ojos mientras duermes,
cuando se abren los tuyos sin buscarme,
escapando hacia mañana como una promesa espuria.
Y al margen me tienes perdido en un lugar de esta estancia,
ausente
de todo cuanto sientes y sueñas o lamentas,
este frío extranjero,
la duda, la noche enmarañada,
este súbito retratista,
y este yugo que nos eterniza
minuto a minuto, pero sin hablarnos.